Fuck off!

Llegué a mi hogar un poco antes de las 12 de la noche. Y, cómo siempre acostumbro antes de hacer cualquier otra cosa: me lavé bien las manos en la llave que está en la entrada. Entré y colgué mi mochila que llevaba y me dejé caer para sentarme; estaba cansado. Aflojé las agujetas de mis botas para poder quitármelas. Para completar esto último sin tocarlas más allá de la punta de las agujetas, porque ya me había lavado las manos, y ni modo de volver a lavármelas, lo que hice fue aflojar una con la ayuda de la otra, y luego a esta con la ayuda de la primera; acto seguido, hice lo que todo buen hombre bien educado y de finos modales debe de hacer cuando se quita los zapatos: de un fuerte impulso que las mandó a la chingada…a las dos; de forma por demás democrática las mandé a la gaver a las dos. A webo.

De las botas, que salieron volando cómo si fuesen mariposas ebrias, y que quedaron tiradas lejos de mí, creí escuchar una apenas perceptible onda sonora cómo si esta fuese un rugido o algo así, acompañada de un igualmente leve pero muy sospechoso tufo a queso… ¡pfff!...Aunque claro, quizás fue sólo mi imaginación. Lo importante en si, es que ambos podíamos por fin descansar: tanto las botas de mí, cómo yo de ellas.

Estando ya sentado cheque la hora en mi cel: no mamar, apenas van a dar las doce de la noche, todavía faltan más de dos horas para que me de sueño y me vaya a dormir –pensaba-; ¿qué hago, leer? No hombre, eso no es para mí; no al menos a esta hora de la noche…mmm… ya sé,voy a a checar que hay en la pinchi TV. Así lo hice: encendí la TV para ver que había.

Esperé.

Una vez que se calentaron los bulbos y la TV dio señales de vida, vi que el decodificador de cable me marcaba en la pantalla de la TV un recordatorio, en el cual, se leía que en dos minutos más iba a empezar Hell´s Kitchen.



Cool!, lo voy a ver – me dije-, pero casi al instante titubeé: era miércoles y seguramente que a esas horas ya estaba Tercer Grado en el canal de las esferas. La duda que tuve fue porque no sabía si ver una repetición de Hell´s kitchen, o ver una repetición de las loas vertidas a Peña Nieto y el consabido golpeteo a todo aquello que se oponga a él -incluyendo a priistas cómo M. Beltrones-, y los repetidos lloriqueos de estos santísimos y sufridísimos periodistas de tal show dizque de análisis periodístico, que actúan cómo si fuesen nuestros heraldos de la verdad más absoluta, y que por eso mismo deberían tener más protección que el ciudadano común -cómo tú o cómo yo- para que puedan ejercer su oficio con la más absoluta seguridad y confort que el estado les pueda brindar usando para ello el dinero de todos nosotros.

Bonito asunto: le exigen al gobierno más seguridad para ellos y al mismo tiempo se la pasan golpeteándolo sin cesar…

¡jum!

Así pues, tenía un dilema... ¡uh sí, qué clase de dilema, pfff next!

Me decidí por Hell´s Kitchen; total, Tercer Grado es PAN con lo mismo. Además – me decía-, en una hora lo repiten, o sino, en el otro canal lo repetirán en dos horas más.

Así pues, estaba más que dispuesto a ver otra vez las jaladas de Gordon Ramsay.

Para estar a tono con el programa me levanté y caminé descalzo hasta el refrigerador para sacar algo para botanear… (¿oíste mamá?, caminé descalzo por mi casa y tú no me vas a poder chingar con la chancla por andar así; mira cómo me río: ¡ja ja ja!* …ejem!...Bueno, uno de los beneficios de no vivir con tu mamá después de haber pasado de los 20 años, es que puedes andar sin zapatos por la casa sin que ella te agarre a chingadazos porque te ha dicho más de un millón de veces –según ella- que no andes así porque te vas a enfermar).

Llegué hasta dónde el refri; saqué un pinchi vasote de arroz con leche sabroso y harto cremoso –¡uta madre! En menos de lo que se los platico, ya me imaginaba tal cremosidad cómo si fuesen los juguitos igualmente deliciosos de… eh… Jennifer Aniston… o una bella fémina parecida a alguien a quien yo conozco…slurp! En cuestión de un segundo en mi mente la lujuria y la perversión iban ya a todo galope montadas sobre mis más desenfrenadas fantasías eróticas porque ya estaba viendo a mi novia fresa Jennifer Aniston desnuda, recostada y untada de arroz con leche, y yo, presto para lamerle cada centímetro de su cuerpo tibio y su puchita lampiña igualmente untada de arroz con leche…slurp! Todo eso estaba pasando en mi mente en un segundo…bastó apenas un segundo para que mi mente cayera en una especie de catalepsia orgásmica…no mamar…Jennifer…-


…El previously de Hell´s Kitchen me sacó de concentración...sniff sniff!... Tomé el arroz con leche y me apresuré a sacar también un poco de gelatina. Había ahora sí que de dos gelatinas para escoger: rompope y limón; me decidí por la de limón porque con la de rompope corría el riesgo de embriagarme…cómo la otra vez… coff coff!…Regresé y me senté. Ya se escuchaban los gritos de Gordon Ramsay. Justo antes de empezar a comer me acordé que en la mochila traía unas Barritas Marinela que le acababa de robar a mi sobrino de 4 años cuando se las saqué de su calaverita de halloween repleta de pinchis dulces…qué fácil fue… acción que contaré en próximo post.


Ya estaba sentado viendo Hell´s Kitchen. Y mientras me comía mis alimentos viéndolo, me reía de ver cómo los participantes de este reallity show eran brutalmente pendejeados por Gordon Ramsay –algo parecido cómo cuando el pinchi Gozador y el chilangótico que aquí escribe pendejeabamos a los del Blog Chingativo. Así mero-.

Al pinchi Gordon no le faltaba razón para tales encabronamientos: a unos se les olvidaba ponerles las tortillas amarillentas a los comensales para su spaghetti con langosta; a los otros turulatos se les había olvidado cómo se preparaba el chicharrón de pulpo en mole poblano; que si al salmón en salsa de chile piquín le faltaba esto y al gansito marinela le faltaba más caviar…que si los hotdogs de plátano esto y aquello…


...y con el otro pendejísimo pelón –cómo suelen ser casi todos los pelones: pendejos putos y feos- también, porque éste pelón pendejo, y cómo último recurso, le había puesto azúcar al molde de los muffins para que estos ya no se le pegarán más:



Y mientras veía tanta pendejada, tantos temores y rabietas derivadas de las primeras, empecé a cuestionar –otra vez- las razones por las cuales estos concursantes, tan ilusos cómo babosos, y dentro de los cuales hay quienes increíblemente ni un puto risotto saben preparar, van a un concurso donde saben que con toda certeza serán más que humillados de forma tan pública.

Ok, es sólo un reallity show en donde hay reglas y acuerdos, y que todo es parte del show en si para ganar la audiencia morbosa, cómo yo, pero, aún así, qué ganan con ir y hacer el ridículo cómo esa señora (Colleen) que según ella, da clases de cocina, y quedó en evidencia que la mensa no sabe ni limpiarse la cola.

Qué ganan con ir a sabiendas que más temprano que tarde, Gordón les dirá que se metan por el culo el filete porque les quedó duro y crudo; que se jodan; que tal o cual concursante parecen vacas y/o cerdos. Qué ganan si ya saben que en cualquier momento acabarán con su comida de porquería embarrada en su uniforme después de que Gordon se la haya aventado bien pinchi encabronado y los mande mucho a la gaver:


Qué ganan estos cabrones…

¡¡Pues 250 mil dólares de salario en un año cómo chefs ejecutivos si es que ganan el concurso!!

Algo así cómo 3 milloncitos de pesos…WOW!

¡Uta madre! Yo por esa lanita si me lanzaba a concursar; total, con el padre que me tocó ya estoy más que entrenado para aguantar tales agandalles en materia gastronómica y mucho más. Cómo será de gandalla mi padre en ése aspecto que hasta tú, pinchi Gordon, hallarías en él, la horma de tus zapatos, pinchi güerito cabrón.…

Con esas 3 millone$ de razone$ sí me aventaba el tiro de ir; total, en caso de ganar tendría la inigualable oportunidad de desquitarme de todos los pinchis agandalles con los chefs que estarían bajo mis ordenes…y si no ganará, y acabará con un pinchi huevazo en mi uniforme de chef lanzado por Gordon, yo no me iba a quedar con el puto coraje y le respondería de igual forma: con otro puto huevazo; y cómo soy tan chistoso cómo cualquier comediante de Televisa, luego entonces a Gordón le parecería harto gracioso y el wey me devolvería el huevazo, y yo, en respuesta a eso, le aventaría harina a puños, y él haría lo mismo y acabaríamos todos muertos de la pinchi risa cómo si fuese la Ensalada de locos…Cool.



¿Dónde carajos me inscribo?

¡¡250 mil dólares!!


Es cuanto.


Shalom.

*No es cierto mamá, nada más ando cotorreando.Ya sabes cómo soy.