Soy mexicano...

Y de nacimiento para acabarla de chingar.


No sé, quizás lo peor de esto sería no serlo, pero repito, eso no lo sé.Lo que sí sé es que hay cosas peores aún siendo mexicano, y para dar un ejemplo les diría que lo peor que me pudo haber pasado cómo mexicano es haber nacido en Puebla de los Ángeles Mongoles; o peor todavía, porque a webo que aún hay algo peor que ser Pipope, y es haber nacido en Jalisco, y para ser más preciso, haber nacido en Guadalajara. ¡Uta madre! Este Judío cabrón le agradece a Diosito Todopoderoso por no haber permitido que yo naciera en esa tierra de pendejos, fantoches acomplejados y maricones fracasados cómo lo son en su mayoría quienes hacen el triste papel de supuestos hombres en ese lugar y que para acabarla de chingar son culpables de provocar uno de los arquetipos fatales que del mexicano tienen en el extranjero: mariachis panzones ebrios inútiles y webones.

Nací en Cd. Chilangótica y eso al menos me alivia el dolor de saberme mexicano.

Y de las cosas que me incomodan es el saludo a la bandera de mi país; y no es que tenga algo en contra de los saludos a nuestro lábaro patrio en si o no tenga respeto por él, todo lo contrario; lo que no me gusta es saludar a mi bandera cómo marca la ley: con mi mano derecha extendida a la altura del pecho y con la palma de mi mano hacía abajo en vez de hacerlo cómo yo creo que es mejor: con la palma de mi mano pegada en mi pecho a la altura de mi corazón cómo lo he hecho -y seguiré haciendo- en las ceremonias en las que se le rinden honores a la bandera a las que he asistido y que ya me ha ocasionado un buen par de regaños por saludar de esa manera.

Pendejadas dirán, quizás sí, pero me incomoda saludar a mi bandera de la forma oficial.