Sam Bigotes.

“Soy el famosísimo Sam Bigotes”

Con esas palabras un pobre ruquito pendejo quiso apantallarme para según él conseguir un mejor precio a un trabajo que necesitaba el wey.

¿Y cuánto va a costar?” Me preguntó.

“No pues le sale en tanto” Le respondí.

“Ah no me jodas, ¿Por qué tan caro? Hazme una rebaja, mira que yo soy el famosísimo Sam bigotes ¿a poco no has oido hablar de mí?” Me decía el pendejo.

“No pues la verdad no. Nunca he oido hablar de usted” Le dije.

“Uh mi´jo! Sí todos los del rumbo me conocen, pregunta por allá y más allá” me decía a la vez que señalaba todo alrededor de donde estábamos.

“¿Pos´cuántos tienes viviendo por acá?” Me preguntaba sintiéndose muy apantallador el wey.

“No pues cómo 7 años” le respondí.

“¡¿7 años y no has oido hablar de mí?!” Preguntó con un cierto aire de mofa cómo pensando que ya la había armado el pendejo.

“No pues la verdad no” respondí con altanería para que viera que a un chingón cómo yo no se apantalla así porque sí.

El wey estaba haciendo un gesto de desaprobación acompañado de un “mmm…” cuando justo en ése momento pasaba mi vecino de al lado. Un wey igual de pinche mamila que yo pero en versión pendejo.

…Y aprovechando esa coincidencia y a sabiendas de la pendejez para hablar de mi vecino lo llamé:

“Oye culero ven acá”

El wey se acerco:

“¿Qué pedo?” preguntó.

“Oye pendejo ¿tú has oido hablar del famosísimo Sam Bigotes?” Le pregunté muy seguro de cómo iba a responder el cabrón.

El culero hizo un gesto de mirada perdida y con sinceridad respondió que no; y a continuación la duda le hizo plantear la pregunta chingona:

“¿ Y quién es ése hijo de su pinche madre?”

¡Ja ja ja!