Tarde de perros...

(Metáfora)

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El otro día iba caminando bien chingón por la calle…

No mames pendejo, dije chingón, no chingaderas. Pinche puto de a varo.

Cómo les iba diciendo antes de ser interrumpido por el "macho" de la foto de arriba, iba caminando bien chingón por la calle, que digo chingón, chingonsísimo que iba yo; imaginen que era el tal Richard Ashcroft en el video donde sale caminado bien rules por la calle...

... Estoy seguro que así me veía de chingón. No mamen.

Pues bien, así iba yo cuando vi a un pinche pendejo con uno de esos pinches perritos castrosos putos que sólo sirven para beber, tragar, cagar y por supuesto, para estar de castrosos ladre y ladre. Los dos iban caminando acercándose a mí. No les hice caso, cómo siempre. Craso error. 

El pinche perro hijo de perra al tenerme lo bastante cerca de él se creyó pastor alemán o una mamada parecida porque se "engalló" el puto y se lanzó sobre de mí queriendo morderme la cara, pero mis reflejos chingones lo impidieron ya que alcancé a meter el antebrazo derecho para detener la mordida del perro puto.

¡Grrrr grrrr! Gruñiá el pinche perro puto.

"¡Suelta suelta!" Le gritaba su dueño pendejo ante la obvia indiferencia del perro puto.

¡Ya chinga! ¡No me hagan encabronar par de pendejos! 

Les decía yo.

Al ver ésta escena que se realizaba en unos cuantos instantes, otro pinche perro ojete se sumó al ataque. Primero empezó a ladrar pensando seguramente que harían un festín con éste chilango chingón

Pendejo.

Si supiera que cuando me encabrono... me re-que-te-encabrono, ¿verdad Gozador?

Mientras el primer perro seguía mordiendo y sacudiendo la cabeza, el segundo perro que se me lanza al ataque, pero al instante que lo pesco del cuello con la mano izquierda mientras que al otro perro le mordí la nariz para que me soltará, cosa que hizo el wey y al momento que me estaba soltando ya lo estaba yo sujetando del cuello.

En un acto fugaz de magia cinematográfica tenía a los dos perros sostenidos en cada uno de mis manos. Y cómo si fuera una escena de Matrix lancé a los dos perros por los aires, primero lancé al que tenía en la mano derecha y después al de la izquierda. Y cómo si fuera en cámara lenta subieron cómo a dos metros de altura y esperé a que cayeran; en lo que caían los perros recordé las clases de karate que había leído en un viejo libro que compré por internet y que aseguraba muy seriamente quien me lo vendió, que era el manual auténtico con el cual Bruce Lee se había enseñado a pelear.

¡Pfff! Por fin me estaban sacando del apuro esas clases chingonas.


Valió la pena todo lo que pagué por ese viejo libro.

a webo!

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Al caer los perros le metí un puntapie al que cayó primero en sus meros webos seguido de un giro sorprendendente de 360 grados y que con todo el impulso que llevaba le metí una patada al otro perro que cayó poco después igualmente en sus pinches webitos.

¡Ah pero qué chingón me vi!


Pero no mamen putos, cuando vi ya había toda una pinche jauría rodeándome prestos para destrozarme.

Por un momento creí que no la iba a armar ante tanto pinche perro montonero, que no tendría tanta habilidad para poder putear a tanto pinche Can culero.

Sólo me quedaba utilizar mi agilidad mental chingonsísima y que les grito:

¡¡PÁVELA MARRANA!! ¡¡MUERTE AL PUERCO JOTO!!

Fue entonces que en un momento cuasí mágico que todos los pinches perros se empezaron a azotar y revolcarse en el suelo muertos de la pinche risa al punto que se olvidaron de mí. 

Tal y cómo lo esperaba:

Con los perritos chimuelos pendejos eso nunca falla.

Yo, sólo me les quedé mirando con desprecio, cómo siempre; y que me voy caminando, seguramente viéndome bien chingón, cómo siempre...

A la semana siguiente fue que colocaron un espectacular en esa calle a modo de homenaje para que todos supieran de una más de mis chingonas hazañas...