Irene Jacob y Ana




Hace unos días, el 15 de Julio para ser más preciso, cumplió sus 44 años de edad Irene Jacob, menudita y talentosa actriz de origen francés a quien parece ser que el padre tiempo le está arrebatando de forma por demás apresurada la delicada belleza que ella tenía a sus 20-30 de edad... ¡sniff sniff!

Supe de Irene Jacob hace unos años cuando la vi por primera vez actuando en la que quizás sea su película más famosa: La Double Vie de Véronique del director polaco Krzysztof Kieslowski, fina actuación que incluso le hizo merecedora a la Palma de Oro en Cannes. Además de su actuación en ese a veces incoherente o incomprensible film, lo que también me tenía fascinado era la forma en que ella lucia gracias a la visión de Kieslowski conseguida con gran tino por Slawomir Idziak, fotógrafo del film y que en este video de breve duración (1 minuto) la puedes ver:




Sin embargo... más allá de estar disfrutando de su actuación en la película y la forma en cómo salía a cuadro, lo que me tenía realmente apendejado era el escandaloso parecido físico que tenía en la película con Ana, chava a quien había conocido unos 3 años antes de saber de Irene Jacob. Ana fue, la primera mujer de quien estuve perdidamente enamorado desde el primer microsegundo que la vi. Me enamoré de ella desde que la primera partícula de luz reflejada en su rostro llegó a mis ojos.


No exagero si les digo que el parecido entre Irene Jacob y Ana era del... 90%... sobretodo viéndola de frente, y me estoy quedando corto.


Cuando conocí a Ana en una fiesta en la casa de ella a la que fui invitado quedé totalmente embelezado por ella. Cuando escuché su voz y la vi moverse por primera vez con tanta delicadeza sentí una especie de orgasmo psicodélico; claro, tal apendejamiento no podía pasar desapercibido por mi novia de ese entonces quien me acompañaba y me lanzó una furibunda mirada con tal fiereza que recuerdo que fue la primera vez que no me ganó la pinchi risa cómo solía hacerlo cada que ella se enojaba conmigo. Tal era su enojo que en ese momento supe que no iba a funcionar ninguna de las acostumbradas terapeadas que le daba cada que yo me pasaba de pendejo con ella... no me importó, Ana me importaba más en ese momento…y en los momentos y horas que le siguieron.


Al cabo de una semana, y a consecuencia de mi reacción al conocer a Ana, mi novia me mandó más allá de la chingada... "...pero te me vas derechito…" me dijo pero no con la palabras, lo entendí claramente por la forma de su mirada, para lo qué me importó; en esos días mi mente sólo estaba ocupada y preocupada por Ana.

Ana, al igual que Irene Jacob, era una mujer menudita y muy femenina, de cabello corto cómo salía Irene Jacob en el papel de Verónica en la película referida.

Ana fue la única mujer que aún con el cabello corto me ha gustado de a madres. Así de clavado estaba por ella. Y es que para ser sincero, a mí me desagrada totalmente que las mujeres tengan el cabello corto. En Ana era diferente.

Aunque ya no era un adolescente, mi calentura, mi pasión por ella le ganó al sentido común y al cabo de unos días regresé para volver a ver a Ana; esto se me facilitaba porque su hermano era amigo mío.


Cuando la volví a ver llevaba un vestido corto blanco que se le pegaba de forma por demás deliciosa a su delgado cuerpo y unas zapatillas de correas delgadas igualmente blancas. Era una fascinación total verla de nuevo. Era una delicia para mí; y más cuando sentada en el mullido sillón de la sala le podía ver su ropa interior blanca cuando separaba sus piernas cruzadas al pararse o cuando las volvía a cruzar al sentarse. Cuántas ganas tenía en esos momentos de bajarle el cierre del vestido para descubrir sus pequeña tetas; cuántas ganas tenía de subirle el vestido y bajarle su calzón blanco y que ella abriera sus largas piernas para mí y poder ver oler y lamer cada parte de su delicado cuerpo delgado...cuántas ganas de que fuera mía...cuántas ganas de verla caminar desnuda con sus zapatillas blancas...

En mi mente toda clase de fantasías y perversiones se arremolinaban dentro de ella...

...mientras charlaba con ella supe que hablaba inglés y un poco de... ¡francés! ¡Carajo! Cuando habló un poco de francés a petición mía volví a sentir otro orgasmo psicodélico...

Igualmente supe que le gustaba el cine, la música y la fotografía. Era, para mí, la mujer perfecta: bella, inteligente, educada, fina, culta, agradable... bla bla bla... sólo le faltaba ser igualmente de calenturienta que yo. Ana era en esos días la dueña absoluta de mis pensamientos, de mis emociones y de mis chaquetas.

La seguí frecuentando porque tenía la necesidad y la necedad de hacerlo; y cómo a la sexta vez que platicaba con ella me preguntó por mi novia:

-"Pues...ya no ando con ella" le dije.

-" ¡Uh qué lástima! Me pareció agradable cuando la conocí" me respondió, y a continuación me preguntó la razón del rompimiento:

-"¿Y por qué terminaron?, digo, si se puede saber"

-"Pues...porque…porque se dio cuenta que estoy enamorado de ti"

-"¡¿?!"

Se lo dije así, sin pensarlo...cómo siempre digo y hago las cosas. Joder.

Teniendo cómo respuesta una mirada incierta y un silencio que se estaba volviendo incomodo y eterno para los dos opté por irme:

-"Eh… sabes, creo que mejor me voy...discúlpame..."

-"No te apures…"

Me fui.

Pasaron unos eternos días más.

Volvimos a hablar cuando casualmente nos encontramos en la calle; y sin más, me lancé...total, qué podía perder; así pues, le pedí, le rogué, le supliqué que me diera la chance de andar y estar con ella...Ana empezó a morderse la uña del dedo gordo de su mano derecha con un visible nerviosismo...

-Yo...yo... es que… n...no..., es que, eh... -decía mientras mirada nerviosa alrededor de nosotros-, mira yo... no, no, sabes... yo…no… no voy a traicionar a Alfonso*..." me dijo mirándome cómo pidiéndome que entendiera cómo estaba el asunto…o igual que no estuviera chingando. Con las mujeres no se sabe.

-"Ok..." le dije y me fui.

Me fui para no volverla a ver más; ya no regresé a su casa... y esto con la intención y la resignación de saber que ya no la volvería ver nunca más… bueno, al menos eso creía que iba a suceder hasta el día que la “vi” encarnada en Irene Jacob, quien a pesar del transcurso del tiempo, mantendrá para mí la imagen fiel de Ana, la primera mujer de la que me enamoré al grado de la inconciencia total...luego le seguirían Ethel, Eva y Michelle...


Al menos sé que mientras vea a Irene Jacob en esa película esta mantendrá para mí la imagen viva de Ana cómo si el tiempo se hubiese detenido coincidentemente a los 25 años que Ana tenía cuando la conocí. Qué pinchi consuelo...

Si no fuese por el pinchi Alfonso* ella hubiese sido mía...seguro.



....si él no estuviese casado con ella…

Joder.




Para terminar este post melancólico con sabor a fresa y rompope te sugiero esta fabulosa escena de La double vie de Véronique, en la cual se reunen tanto la agradable presencia de Irene Jacob cómo el talento visual de Krzysztof Kieslowski y la magia musical del polaco Zbiegniew Preisner:




Feliz cumpleaños Irene...



Bueno, después de leer este post melancólico contado de forma torpe, cómo siempre, y para consolarme un poco el que Ana no haya sido mía, los invito a ver este otro hermoso para de hembras:

Por un lado tenemos a la preciosa y generosa Millis quien no duda en compartirnos cada parte y cada rincón de su bello y por supuesto, apetecible cuerpo, y la puedes ver-disfrutar AQUÍ.


Y por el otro lado, tenemos a la no menos agradable Sasha Grey, quien a veces nos hace olvidar con sus pinchis guarradas (yo también quiero hacerlas contigo mamacita preciosa) que modelando también se puede ver bonita la cabrona. A ell la puedes ver AQUÍ:



Vaya consuelo.


*Por supuesto que Alfonso no es el nombre real de él; el nombre de ella sí. El mundo es tan pequeño.