Es en estos últimos días en los que me la he pasado muy mal ante una serie de acontecimientos de índole personal que no sólo han afectado mi estado emocional; en mi cuerpo ya se dejan ver los estragos de esta situación tan caótica:
insomnio, dolor de cabeza permanente y un estrés que me ha mantenido sin poder alimentarme lo suficientemente bien de tal forma que mi estomago deje de estar mamando ante la ausencia de alimento.
Lo más lamentable del caso es saber que hay veces que no podemos buscar apoyo moral en aquellas personas en quienes suponemos estarían más que dispuestas a brindarnos el apoyo necesario. Sin embargo, hay varias ocasiones en las que uno mismo se autocensura al saber que hay cuestiones de las cuales no debes hablar, ya sea por proteger a alguién o por protegerse a uno mismo. Para no quemarte.
Es el caso mío.
No podría yo comentarle a alguien la situación emocional por la que he estado pasando sin mencionar el quién y el porqué.
¿Un Psicólogo? ¿Un amigo/a? ¿Mis padres o hermanos? ¿Mi novia? No.
Todos me dirían lo que ya sé y se limitarían a aconsejarme sobre lo que yo les confesará a medias.
Necesitaba desahogarme totalmente.
insomnio, dolor de cabeza permanente y un estrés que me ha mantenido sin poder alimentarme lo suficientemente bien de tal forma que mi estomago deje de estar mamando ante la ausencia de alimento.
Lo más lamentable del caso es saber que hay veces que no podemos buscar apoyo moral en aquellas personas en quienes suponemos estarían más que dispuestas a brindarnos el apoyo necesario. Sin embargo, hay varias ocasiones en las que uno mismo se autocensura al saber que hay cuestiones de las cuales no debes hablar, ya sea por proteger a alguién o por protegerse a uno mismo. Para no quemarte.
Es el caso mío.
No podría yo comentarle a alguien la situación emocional por la que he estado pasando sin mencionar el quién y el porqué.
¿Un Psicólogo? ¿Un amigo/a? ¿Mis padres o hermanos? ¿Mi novia? No.
Todos me dirían lo que ya sé y se limitarían a aconsejarme sobre lo que yo les confesará a medias.
Necesitaba desahogarme totalmente.
Para ello decidí redactar una carta en donde escribiera todo sobre mí, sobre mi situación emocional, sin dejar de lado absolutamente nada de nada: ni nombres ni lugares y con una despiadada autocritica.
.
Mientras lo hacía sentí un fuerte opresión que por momentos me hacía parar de escribir:
.
“El día X esto…el día Z lo otro. Ése día ella… entonces yo…ella me dijo que…entonces yo… no te quiero volver a ver…yo tampoco…hubiera dado la vida por ti en cambio tú…yo…ella que se encabrona… amenazas…la declaración anual…mi celular está intervenido…lo saben todo..”
.
Al terminar mi carta de 4 cuartillas no sabía que hacer con ella en sí, sólo la había escrito cómo un intento de desahogo. Intentaba pensar que hacer con mi confesión que acababa de escribir, y de pronto, así sin más, me paré y doblé la carta en tres partes y la metí en la bolsa de mi pants y salí decidido de mi casa rumbo a un concurrido y conocido centro comercial.
Al llegar me dirigí al siempre concurrido departamento de revistas. Tomé una y empecé a
hojearla esperando el momento oportuno para hacer lo que tenía planeado.
Termine de hojearla y con disimulo saqué mi carta y la metí dentro de la revista. La puse de regreso en el anaquel y me fui de ahí sin esperar a ver quien era el que la tomaría, Sabía que al tomar mi carta y con harta curiosidad seguramente empezaría a leer la carta de un anónimo que buscaba con quien confesar totalmente las penas que en estos últimos días lo han estado agobiando al punto de la pinchi desesperación.
Al llegar me dirigí al siempre concurrido departamento de revistas. Tomé una y empecé a

Termine de hojearla y con disimulo saqué mi carta y la metí dentro de la revista. La puse de regreso en el anaquel y me fui de ahí sin esperar a ver quien era el que la tomaría, Sabía que al tomar mi carta y con harta curiosidad seguramente empezaría a leer la carta de un anónimo que buscaba con quien confesar totalmente las penas que en estos últimos días lo han estado agobiando al punto de la pinchi desesperación.