Héroes...

I will be king
And you-you will be queen
Then we could be heroes
Just for one day
We can be heroes
David Bowie

Podemos decirnos los unos a los otros que todos somos unos pendejos idiotas estúpidos buenos para nada. Qué igual y somos malas personas y unos malagradecidos. Podemos decirnos que entre todos somos lo peor de lo peor entre la peor basura humana. Qué somos una bola de desmadrozos y valemadristas. Sí, hay qué decirlo si así nos vemos, no pasa nada; pero hay un día en nuestra pendejísima vida en el que también podemos ser los meros meros héroes superchingones...y de eso…de eso nunca nadie lo sabrá... a webo!



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Ocurrió en una noche cualquiera cómo la de hoy en la estación X del metro en donde estaba yo esperando. El convoy llegó y después de que los pasajeros que venían en el vagón lo dejaron casi vacío entré y me situé hasta la puerta del fondo mientras que el bato que entró después de mí de unos 20 años y quizás un metro ochenta de estatura se quedó en la puerta que en ése momento le daba salida y entrada a la gente. El bato en cuestión se agarró del tubo que está a la entrada y que sirve para tal fin quedando su mano a quizás unos 15 cm´s de la palanca de emergencia. Del otro lado de la puerta entró y se paró otro pinchi bato frente al primer sujeto… era un pinchi cholo.
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En esa posición quedamos los tres en el vagón que instantes después serviría cómo escenario para el evento que estaba por ocurrir:

En lo que estaba esperando que cerrarán las puertas algo me hizo voltear hacía un lado por un instante, cuando regresé la mirada hacía la puerta vi a un señor que estaba parado justo a la entrada del vagón con una evidente duda en su rostro. El señor a pesar de ser una persona mayor (unos 55-60 años) mostraba una clara fortaleza física. Más le valía.


El señor que vestía un traje gris y lentes de aumento un tanto gruesos, miraba con insistencia hacía la parte de atrás del convoy no muy convencido de lo que veía. En eso estaba el sonso cuando sonó la alarma de cierre de puertas del metro. El señor que aún dudaba sobre que hacer primero quiso entrar pero al instante cambió de opinión y trató de salir mientras la alarma seguía sonando al mismo tiempo que las puertas ya se estaban cerrando. No pudo salir. Su cuerpo quedo atrapado entre las puertas que ya se habían “cerrado”. Con fuerza metió sus manos entre las puertas tratando de abrir las puertas cosa que logró a medias porque pudo zafar casi todo su cuerpo excepto una pierna que quedó atrapada entre las puertas apenas debajo de la rodilla. Al poder sacar su cuerpo su pierna recibió un tremendo madrazo que al instante se hizo notar en el rostro del señor quien ahora luchaba por sacar su pierna atrapada.

Mientras trataba de zafar la pierna metiendo de nueva cuenta sus manos entre las puertas quiso el fatal destino que la estupidez del señor hiciera chiras pelas con la igualmente estúpida inconciencia del operador del convoy porque éste, y para sorpresa de quienes éramos testigos del evento, especialmente para el protagonista del suceso, empezó a mover el convoy…

Lo que yo creía imposible estaba ocurriendo frente a mis ojos:
El metro se estaba moviendo con una de sus puertas sin estar completamente cerrada.

No mamar.


El más absoluto terror se apoderó del señor reflejándolo sobretodo en sus enormes ojos aumentados a través de sus lentes gruesos abriéndolos de sobremanera ante el horror de saber su fatal destino.

Unos primeros centímetros…medio metro…casi un metro… un poco más de un metro llevaba avanzado el convoy.

”¡Pare pare!”
Gritaba el señor con desesperación viendo hacía la parte delantera del convoy en espera de ser escuchado por el operador.

El operador no lo escuchó ¿cómo lo iba a escuchar si estábamos casi hasta el fondo del convoy?

El convoy avanzo quizás otro medio metro…y nosotros ante lo sorpresivo no alzanzabamos a reaccionar.

…ya llevaba casi dos metros avanzados y seguía su movimiento a paso lento sí, pero constante. El señor que momentos antes luchaba por abrir la puerta con sus manos ahora se aferraba con ellas mientras que con el pie que tenía libre iba saltando ridículamente tratando de igualar la velocidad del convoy.

… Y Todo eso estaba sucediendo en unos breves instantes. En menos tiempo del que lleva leer esto.


El bato que estaba parado al lado de la puerta ante lo sorpresivo del asunto y sin saber que hacer o que decir volteó hacía mí y con su pinchi mirada en shock parecía decirme:

-Se va a morir frente a nuestros ojos…”

(Por mi parte con la misma rapidez mental con la cual se estaba sucediendo el evento ya me estaba imaginando al señor cómo quedaría destrozado cuando entráramos al túnel…)

… el bato igualmente parecía preguntarme:

-
¿Qué hago? Por favor, dime ¿qué hago… qué hacemos?”


Creyendo entender la suplica en su mirada le grité:

-
“¡¡La palanca, jala la palanca!!”

Mi grito pareció darle un golpe virtual de tal magnitud que le hizo salir de la congoja en la que estaba y voltear la cara para darse cuenta que su mano izquierda estaba apenas a unos 15cm´s de la palanca de emergencia para detener el convoy.

Lo hizo, jaló la palanca y el convoy se detuvo.


El señor, a pesar de venir fuertemente agarrado con sus manos entre las puertas recibió tremendo putazo en su pierna atrapada ante lo brusco de la parada. Su cuerpo por la misma inercia que llevaba le hizo una especia de palanca sobre su pierna cosa que hizo gritar al señor que cayó al piso inmediatamente cuando se abrieron las puertas ante el accionar de la palanca de emergencia.

Al instante se aparecieron algunas personas para auxiliar al señor que al tratar de levantarse no podía hacerlo ante el dolor en su pierna. En una especie de catarsis e igualmente por el dolor físico el señor empezó a llorar…Lo levantaron y a rastras el señor se fue hacía un lado del convoy de tal forma que ya no pude verle más.

El bato que jaló la palanca volteó para verme por última vez y con un evidente nudo en la garganta y a través de su mirada quizás me dijo:

-“Gracias”

-
“De nada…pendejo”

Esa noche me vestí de héroe…y el señor nunca supo que fui yo quien le salvó la vida…me sentí aliviado…

…igual cómo cuando mi vida fue salvada por los reflejos de alguien que nunca supe quien fue…

¡Chales!